domingo, 3 de marzo de 2013

Experiencia filosófica


APOSTAR TODO AL AZAR

Si bien es cierto que elegí este experimento porque me pareció curiosa la experiencia que me ofrecía, he de decir que una vez lo he llevado a cabo la conclusión sacada de este y las múltiples relaciones que le he encontrando con otras muchas situaciones diferentes me ha asombrado. Para poner en práctica la experiencia me acogí a las recomendaciones expuestas por el autor en el libro; es decir, como instrumental para el experimento utilice una ruleta propia del bingo en la cual introduje todo el dinero que llevaba en ese momento encima para sentir de manera plena mi reacción ante lo que pasaría a continuación.
Lo primero que uno siente en cuanto termina de apostar a los números seleccionados y la bola comienza a rodar en torno a la ruleta es una extraña mezcla de sensaciones…por un lado piensas y crees que posees muchas posibilidades de ganar ya que si eres inteligente habrás distribuido las apuestas de modo que sea más sencillo que aciertes. Pero al mismo tiempo una sensación de incertidumbre y pesimismo embarga tu mente ante la posibilidad evidente de que la bola caiga en algún número al cual no apostaste nada. Tal vez esto último ocurre por el miedo, el miedo a perder todo lo que posees, y no se trata en concreto del miedo sino de saber que no eres tú quien controla lo que pasará al contrario que debes atenerte y estar preparado para lo que llegue, ahí está la clave. Sin embargo en estos casos sueles tener más posibilidades de perder que de ganar ya que estos juegos de azar están diseñados para cumplir con esta dinámica concreta y de ese modo ser rentables para el propietario de la maquina.
Además aunque no nos demos cuenta estos juegos nos introducen de manera inconsciente una idea subliminal, debido a que una vez que conseguimos ganar cierta cantidad de dinero olvidamos todo aquello que anteriormente perdimos y nos vemos inducidos a seguir jugando como consecuencia del pensamiento generado a raíz de esta última victoria sin tener en cuenta las circunstancias que nos pueden acaecer.
Sinceramente perdí todo aquello que jugué, esto me supuso una sumisión profunda en una reflexión continua acerca de la moralidad de mis actos. ¿Es moral apostar un dinero ganado a base de trabajar a un juego que se basa totalmente en el azar puro y que como bien sabes de antemano tienes muchas más posibilidades de perder que de ganar algo?. Llegué a lo conclusión de que era algo totalmente inmoral desde mi punto de vista, no creo que sea correcto jugar con algo tan incierto como el azar para comprobar si tus esfuerzos se van a pique de manera irremediable y en tan sólo unos segundos. Hay dos posibilidades para explicar este hecho, o no le atribuyes un suficiente valor a tu trabajo y por lo tanto no consideras  este tan importante o quizás deseas poner todo aquello que posees en tu vida al servicio del riesgo… si esta última opción es la que tomas debo advertirte de algo; esta vida si la basas en el riesgo tienes al igual que en los juegos de azar muchas más posibilidades de perder que de salir ganando.
Trasponiendo el caso de los juegos de azar a la vida misma me di cuenta de que cada uno de nosotros está expuesto constantemente a una sucesión de eventualidades sobre las cuales no podemos ejercer influencia ninguna ni para bien ni para mal. “Donde está la muerte no estoy yo; donde estoy yo, la muerte no está” , esta frase pronunciada por Epicuro resume de manera perfecta lo que pienso… si bien es como he dicho anteriormente que la vida se basa en un cúmulo de circunstancias que no se pueden controlar, tan bien es cierto que mientras vives significa que estas circunstancias que te atañen no se han distribuido de manera correcta para quitarte la vida. Podemos influir en cierta manera en diversos aspectos para al igual que con los juegos de azar aumentar las posibilidades de acierto.Ttodo el tiempo que vivas simboliza un acierto sucesivo que solo se verá truncado cuando la muerte llegue; fallarás, y no es algo que se pueda remediar, al contrario es ley de vida, el fallo forma parte de la historia de la humanidad y siempre deberemos convivir con él, lo único que nos queda es intentar reducir las posibilidades del fallo al mínimo sin olvidar que tenemos una obligación con nosotros mismo de disfrutar todo el tiempo que estemos acertando, porque la experiencia de vivir se vive una vez y es menester exprimir este éxito al máximo.

1 comentario:

  1. Realmente me ha gustado bastante. Es cierto que jugar con el azar supone más bien perder que ganar, pero también es cierto que una vez hemos apostado y hemos ganado esa ronda, automáticamente tu mente siente el deseo de más, de ganar más dinero, sin pensar realmente que al igual que ganamos, también podemos perder, cuya probabilidad es máxima; el denominado factor ''suerte'' no está presente en todas las personas, ''unos nacen con estrellas y otros nacen etrellados'' y es más probable que aquellos que nacen con estrellas gane. Pero este es solo un mero factor, ya que toda la responsabilidad recae sobre el azar, solamente el azar.
    Yo he jugado, y decir que jugué dos o tres veces y gané... pero la avaricia rompe el saco; me dispuse a jugar por cuarta vez, mi cabeza pensó en las consecuencias en caso de que perdiera, pero la idea de ganar me absorvió por completo, es muy jugosa la idea de ganar dinero solo con un par de vueltas de una bola... pero, como bien he dicho, mi avaricia rompió el saco.

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